05:30 a.m: El sonido del despertador nos recuerda que ¡Nos vamos a Venecia!
07:30 a.m: Pedimos un desayuno muy internacional, porque lo hemos hecho en tres idiomas Inglés, español e italiano!!!
10:30 a.m.: Llegada al puerto para coger el Vaporetto...poco a poco aparecen entre la niebla los edificios tan pintorescos y representativos de la ciudad.
11:00 a.m: Pisamos tierras (o aguas) venecianas. Recibidas las instrucciones y con mapa en mano, nos informan que a las 17:00 p.m. nos veremos en el meeting point, but....hacemos de nuestra capa veneciana un sallo y decidimos explorar la ciudad de forma autónoma. Minutos después...suena el teléfono: " where are you? we are waiting for you for visit to the church..."
- OH MY GOD!!!!!
Corremos en busca del grupo, y los localizamos tras un par de llamadas y varios decámetros de empujones de los estresados viandantes sobre la estrecha pasarela que nos libra del agua hasta las rodillas, excepto a Nieves, que, intrépida, se lanza al agua en aras de una feliz y rápida localización de nuestr@s amig@s comenius. Sus botas la libran de una pulmonía segura.
12:00 p.m. (Hora del ángel) Al repicar las campanas de la Chiesa de San Marco, encontramos al grupo. Y aparece nuestro ángel: Una simpática guía que nos recuerda al hada del oeste de "El Mago de Oz". Pronunciando unas dulces palabras, nos concede un regalo: Las calles de Venecia.
13:30 p.m. AHORA SI. Nos conceden "Free time". Disuelto el grupo, la tripulación cabogatera emprende decidida la búsqueda de un confortable, y a ser posible económico lugar para comer. Encontramos un encantador rincón junto a un puente a la orilla del canal. La humedad cala hasta los huesos. Pero las vistas lo merecen.
14:30 p.m. Terminada la comida, la tripulación emprende el abordaje a las tiendas de souvenirs venecianas. Cristal de Murano, máscaras, góndolas, camisetas de rayas, sombreros de tres picos, paraguas del arco iris, pin, llaveros, pulseras, dedales, y un largo etc de objetos típicos que dicen: "estuve aquí y me acordé de ti".
16:45 p.m. Nos despedimos de Venecia. Ya sabemos por qué la llaman "La ciudad del amor".
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